Como consecuencia de las restricciones del aforo en los hoteles para garantizar una mayor seguridad frente al coronavirus, este verano los españoles están priorizando el alquiler de chalets y apartamentos, menos expuestos al contacto con otras personas. Una tendencia que, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), podría impulsar las estafas en este sector. Y es que entre los miles de anuncios de casas para vacaciones hay un porcentaje que, aun correspondiendo a una casa real, no son veraces sobre las condiciones que ofrecen en sus anuncios. Aunque el mayor riesgo está asociado con alojamientos que en realidad no existen o no están disponibles. Por eso este año es recomendable ser especialmente prudente en las siguientes situaciones:
Sea como sea, antes de reservar, es aconsejable leer los comentarios de otros usuarios y trasladar al arrendador cualquier duda, comprobando así que conoce bien el lugar, los servicios, los accesos, etc. Además, OCU recomienda priorizar alojamientos con flexibilidad para cancelar, como las que ofrecen plataformas especializadas (Airbnb, Booking o Vrbo), cuyos sistemas pueden facilitar también la resolución de conflictos entre las partes.
Otra circunstancia relativamente habitual es que el estado de la vivienda no se corresponda con el acordado, en cuyo caso el arrendatario debería reclamar, adjuntando las fotografías y las condiciones reflejadas en el anuncio: bien al propietario, si no hubo intermediarios, bien a la plataforma o a la agencia, si se contrató a través de alguna de ellas. Los alojamientos turísticos deben estar registrados y es posible denunciar las infracciones ante las autoridades autonómicas de Turismo.
Por último, recuerde que, si finalmente no pudiese disfrutar del alojamiento como consecuencia de medidas que limiten la movilidad impuestas por las autoridades, ya fuese en su región de origen como en la de destino, puede solicitar el reembolso del dinero adelantado por ser causa de fuerza mayor.